30 octubre, 2013

Y hablando de educación... y sobre la ley Wert. 3ª parte. Opinión de un experto.

Como ya dije, las siguientes palabras las escribe un amigo. Se ha leido la LOMCE y es educador desde hace años, así que nadie mejor para hablar del tema.

Ójala alguien allá arriba te escuche!!!



35 años de constitución y 12 reformas educativas, LGE, LOECE, LODE, LOGSE, LOPEG, LOE, LOCE… y ahora la tan controvertida LOMCE  o “ley Wert”. 

A lo largo de mi corta existencia aprendí a leer y escribir con una ley, las tablas de multiplicar y dividir con otra, la reconquista entre dos leyes (mi generación sufrió el puente entre EGB y ESO), me formaron como educador sin explicarme nada de competencias y ahora en mi práctica docente estoy aplicando una ley ya revocada, pero para poner la guinda a toda esta algarabía educativa deberé asimilar el último hito en educación para que mis alumnos puedan estar preparados para un futuro tan incierto como tenebroso en el panorama social.

LOMCE ya nace con un error en su nomenclatura, puesto que una ley que se auto-enuncie como “Ley Orgánica de la mejora  de la calidad educativa” dinamita los posibles logros que anteriormente haya conseguido el sistema, y presupone una mejora que a la postre, y ahí está el gran paradigma de la educación, no es comprobable hasta su aplicación y obtención de resultados cualitativos y cuantitativos del alumnado al finalizar su proceso. 

         Sobre estas líneas intentaré recoger bajo mi prisma de educador y docente aquellos aspectos educativos que la LOMCE no ha sabido desarrollar de una manera positiva para el futuro del alumnado.

         En cuanto a la etapa de infantil y primaria no incorpora la figura básica del servicio de orientación, una función primordial puesto que es precisamente en esas edades en donde se detectan todos los problemas que pueden acarrean en un futuro próximo un mal proceso de aprendizaje (problemas del habla que deterioran en un mal proceso lecto-escritor, problemas de comprensión, déficit de atención, problemas en el desarrollo…); no dando herramientas para dicha detección, y colapsando los ya existentes (servicios orientativos de centro que aglutinan como poco a 10-12 colegios por zona, solo tenéis que hacer el cálculo de alumnos por centro y multiplicarlo por tantos centros, lo dividís entre 6 psicopedagogos que tiene cada equipo y voilà!!)  

         Para estas etapas no aporta nada, repito: nada, en relación al mayor problema actual (perdón, hasta la tan temida Crisis) del abandono y fracaso escolar, con el porcentaje más alto de toda la Comunidad Europea, lo que choca directamente con su denominada “mejora de la calidad educativa”; perfecto, pero ¿cómo va a ser posible si en una ley ni siquiera se nombra?

         Para la evaluación de los conocimientos del alumnado la ley aporta algo novedoso, unas pruebas de diagnóstico en 6º de EP y 4º de ESO, sinceramente un aspecto positivo dado que dan una orientación en el proceso del alumnado, pero profundamente equivocado en su planteamiento. Dichas pruebas serán desarrolladas y evaluadas externamente al claustro escolar (las antiguas reválidas), y en caso de no ser superadas el alumno no recibirá su titulación como que ha superado el nivel, por lo que profundiza más en la disgregación de colegios ya que cada uno posee sus propio contexto socio-económico, con multitud de singularidades en el alumnado que no se tendrán en cuenta puesto que dichas pruebas serán iguales a todo el territorio, y eso, en los niveles citados creará un ranking de colegios entre los que pueden y los que no, los que tienen facilidades y los que no, ergo no mejora la calidad si no que la diferencia.

         Los denominados proyectos de educación multilingüe, los deja a libre disposición de cada comunidad y cada centro, pudiendo decidir tanto el número de horas como el perfil del profesorado necesario, exigiendo (lógicamente) una titulación tanto para el docente experimentado y Maestro en su materia (la M mayúscula no es casualidad) como para las nuevas generaciones con un portfolio inmaculado pero con un gran abismo en su experiencia docente. La ley marca programas bilingües, pero no aporta ni formación del profesorado ni favorece su aplicación práctica al no dotar de recursos a los centros para la gestión de tales proyectos, por lo que no es una educación bilingüe de calidad, sino una impartición de áreas en otro idioma al no dejar tiempo a que los centros se adapten y encuentren un nexo entre el docente de cuya experiencia se aprende y el docente con conocimientos del nuevo sistema subyacente. Sobre este tema cabe destacar la profesionalidad de todo docente, en constante formación y renovación, modulando su perfil a las necesidades sociales.

         Las tan controvertidas asignaturas de Religión  y Ciudadanía, ambas a mi modo de parecer ancladas en un sistema anacrónico que actualmente no tienen cabida puesto que se trata de una decisión personal y de responsabilidad familiar (exceptuando centros educativos de ideología religiosa). Ambas deberían de ser optativas, y dependientes del ideario de centro, ni obligatorias ni evaluables, puesto que los valores de cada persona no pueden depender de un docente sino de las actuaciones personales en relación a lo que la familia espera de cada alumno. Con la LOMCE desaparece la Ciudadanía (lógico tras el cambio político)  pero mantiene la Religión como asignatura evaluable, lo que profundiza aún más en la discersión entre la  decisión educativa y una mayoría social muy sensible a la herencia del sistema educativo-religioso de los años 70-80.

         La ratio, el mayor problema endémico de la educación española, actualmente en 25 alumnos por clase, algo que se consiguió con la LOGSE y que la nueva ley destruye, al aplicar un criterio económico en vez de uno educativo (siendo una ley educativa no olvidemos), ampliando a 30 alumnos para que así se puedan recortar docentes (más alumnos por clase, menos clases por lo tanto menos docentes). De todos es consciente de que a menor cantidad de alumnado mayor es el tiempo que se le puede dedicar a cada uno, pero si se aumenta, y repito por motivos económicos, el tiempo es  indirectamente proporcional, a más alumnos menos tiempo.

Para finalizar la LOMCE nombra las Competencias Básicas, un sistema educativo aprobado por Europa hace 14 años y que debería de estar en vigor en el 2020 (8 competencias que todo alumno debe poseer para su desarrollo óptimo en un sistema social), pero no aporta nada en cuanto a programaciones ni evaluación de las mismas, siendo muy liviano ergo deja toda la responsabilidad a las comunidades y a los centros para su funcionamiento, reiterando una vez más el mayor problema de esta ley, su falta de profundización en aspectos tan claves como la manera de aplicar el sistema de enseñanza-aprendizaje.

         Quiero manifestar que todo lo desarrollado anteriormente es mi  visión del panorama que representa la LOMCE, solo centrado en el aspecto educativo, y siendo consciente de que algo tenemos que hacer puesto que cada vez nos encontramos más retrasados en relación a  nuestros conciudadanos europeos, pero sin caer en el pesimismo ni negativismo puesto que honestamente creo que estamos haciendo cosas bien (alta tasa de exportadores de jóvenes con talento empresarial en I­+D) , que aunque los datos en calificaciones educativas (informe PISA) pueden ser desalentadores también alguien debería explicar de una vez como dicho informe es elaborado y que ítems sigue, puesto que en esta sociedad de la multi-información es paradigmático la falta de información en relación a dichas evaluaciones intentando compararnos en todo momento con sistemas educativos “más avanzados” implantados en el norte de Europa, pero al mismo tiempo no se tienen en cuenta nuestro propio contexto histórico (casi 40 años de hermetismo europeo) ni económico (mala gestión de recursos naturales), ni sociales ( mero hecho de densidad de población) ni climáticos (impacto del clima en nuestra arquitectura educativa), pero y citando a Michael Ende, “that’s another story and shall be told another time”.

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